Incredibilidad
¡Somos mujeres increíbles!
Basta ya de SER increíbles en silencio, para no
incomodar.
Como si nuestra esencia les carcomiera los huesos,
como si las risas auténticas les ardieran en la piel,
como si nuestra luz les traspasara cual daga.
Sí, admítelo hoy
somos increíbles.
Somos mujeres increíbles.
Hemos cruzado valles de lágrimas
caminado entre ausencias de padres, de madres,
vivido maternidades en paternidades vacías.
Hasta en los cuerpos cargamos las huellas
de los traspiés de la vida,
y en el alma, los dolores de los abusos -del tipo que sean.
Somos mujeres increíbles.
Y no debería estarlo gritando a los cuatro vientos…
pero aquí estoy, ¡gritando!
como lo hice al nacer
cuando no hubo médico que pusiera su mano sobre mi boca.
¿Por qué seguir haciéndolo por cuenta propia,
como autocensura al SER increíble que soy?
Somos mujeres increíbles,
y siempre encontraremos en el camino
a quienes no soportan nuestra incredibilidad,
quienes no ven
la luz que llevan dentro,
porque tienen la sombra justo sobre el iris de sus ojos.
Y me pregunto:
¿acaso esperaban que nosotras siguiéramos
desapercibidas, descoloridas, deshabitadas, sumisas… shshhhh?
¡Pues no!
¡Si por algo nací gritando!
Porque mi voz
está para ser cantada, escrita y…
vilipendiada, prejuiciada, etiquetada, malinterpretada…
¡¡Qué más
da!!
Aún estoy de pie, con la voz intacta.
La oscuridad se
aterra cuando la llama se enciende,
cuando aceptamos
a las increíbles mujeres que somos,
sin atisbos de vergüenza ni discreciones.
Cuando teñimos nuestros
cabellos,
cuando vestimos
nuestros propios gustos,
cuando caminamos
con firmeza,
taconeando por los salones de la vida.
Hoy escribo
este poema que parece un grito,
para todas ustedes que caminan conmigo.
Eres una mujer increíble.
Y no necesitas convencer a nadie.
Solo tú te debes la certeza de quién eres.
12 de junio de 2025
Dedicado a mis amigas de camino, en especial a Yanith Rueda.
Gracias por recordarme lo
increíbles que somos.
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