Los Tesoros de mi Padre
De mi padre guardo solo lo bello, minuciosamente organizado en los cofres dorados de mi ser y en los hilos coloridos de añoranza que se entrelazan cada tanto en mi memoria.
De mi padre,
su semilla. Sembrada con amor en el vientre de mi madre. Gracias.
De mi padre,
La sonrisa estruendosa que hacía vibrar la infinitud de partículas en un espacio,
De mi padre,
El abrigador abrazo protector y el corazón ardiente resonando en su pecho lampiño.
De mi padre,
La glotonería, que lo hacía un maestro en engullirse cada momento, como si fuera lo único que quedara sobre la mesa de la vida.
De mi padre,
La férrea convicción del SE PUEDE que me ha dejado el vicio de intentarlo todo,
De mi padre,La sonrisa más espléndida que he conocido, luminosa, aunque de dientes chicos por el bruxismo.
De mi padre,
El encanto, la chispa, porque él era un mago sembrador de momentos divertidos.
De mi padre,
Los refranes, las coplas de armadillos y el poema sobre la locura.
Cómo me hace pensar ahora en lo locos que estamos todos, haciendo tan difícil la vida con nuestros prejuicios y dogmas.
De mi padre,
El amor por la familia y los esfuerzos para mantenerla unida, con la presencia de padre, madre e hijos. Era su certidumbre de darnos lo que él no tuvo.
De mi padre,
Honrar a la madre sin juzgar, sus decisiones, su camino.
De mi padre,
La convicción de que todo se puede reparar, con intención, un destornillador y tubitos de pegante 2 en 1. Errores cometemos todos.
De mi padre,Su habilidad de hacer amigos, juntarse alrededor de una charla sabrosa y disfrutarlos plenamente.
De mi padre,
Ambición. No en la idea de tener más que los demás. Sino en el ansia desmedida de ser y vivir la vida propia en autenticidad y plenitud. Claro está…también se puede presumir un tantito.
De mi padre,
Navidades, regalos bajo el árbol puestos por él mismo en calzoncillos, vacaciones, viajes, disfraces cada 31 de octubre, tortas todos los cumpleaños con piñatas. Siempre hay algo por celebrar.
De mi padre,
El mejor sancocho del mundo mundial, y el pescado cocido bajo tierra, tradición ancestral venida de algún rincón de su linaje, y la cerveza fría.
De mi padre,
La colección de los 14 cañonazos comprados cada año, unos cuantos vinilos de La Fania, y la producción completa de Diomedes Díaz, porque sí, era ‘diomedista’ mi viejo.
De mi padre,
El trabajo honesto, las cosas bien hechas y el honor del sudor en la frente.
De mi padre,
El dinero como herramienta y no como posesión. Así se disfruta más el alcance de los anhelos sin pisotear a los demás.
De mi padre,El amor por el agua, que lo conectaba con el profundo sentido de su existencia, de lo que es, de lo que soy.
De mi padre,
La puerta grande de la casa, por la que dijo que cruzaría, cuando saliera a la vida adulta con un título universitario en la mano.
De mi padre,
La confianza de hacer lo que me proponga, el orgullo de ser su versión en femenino, el amor y el libre albedrío.
De los objetos físicos, la placa de su taxi, para recordar cuando me sentaba en la silla del copiloto a escucharlo reír con mis ocurrencias y responder preguntas interminables de la futura periodista.
También las Ray Ban que usaba para presumir su guapura y una armónica que le acompañaba en momentos de introspección.Estos son los tesoros de mi padre Jairo Rodríguez Canoles, quien me acompañó por 16 años en este camino de vida y que se conserva intacto en mí 🧬ADN, cuando han pasado 30 años de ausencia física.
Bendito 18 de enero que me permitió ver los tesoros que poseo.
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